El paisaje está en constante cambio, reflejando la interacción entre procesos culturales y naturales. Factores como globalización, cambio climático, urbanización, desastres naturales, desarrollos tecnológicos y cambios en valores culturales influyen en este dinamismo. El paisaje afecta cómo los individuos perciben y aprecian su entorno, influyendo en su capacidad de conectar con el medio ambiente cotidiano. Nuestras relaciones con la tierra nos brindan una sensación de pertenencia, basada en un profundo afecto más que en la posesión capitalista.

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Las conexiones entre paisaje e identidad son fundamentales para entender el sentido de pertenencia humano. Cualquier alteración en este sistema afecta cómo las personas se perciben a sí mismas. Aunque la identidad cambia constantemente, cambios drásticos pueden hacernos perder el sentido de lugar, generando angustia cuando un espacio querido se transforma irreconociblemente. Esta instalación busca reflexionar sobre la incertidumbre generada por flujos globales y problemáticas ambientales que resultan en cambios en el paisaje.