Este proyecto se realiza en colaboración con la artesana Miryam Quiteve de la comunidad Morichito, etnia Sáliba, del resguardo indígena Caño Mochuelo en Arauca. La extracción de arcilla se inicia con ofrendas en el lecho del río. Para comprobar si es óptima, se muerde y debe adherirse a los dientes. La arcilla se mezcla con cenizas de Kawí para fortalecerla y se modela con la técnica de rollo, recordando a las reinas y médicos tradicionales. La quema utiliza madera de Chaparro, y para garantizar el éxito, el encargado debe estar en soledad y ayuno. El fuego arde durante la noche y en la madrugada se recolectan las piezas.

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La obra se concibió como figuras antropomórficas de cabezas cerradas, sin hueco, destacando el valor visual sobre el utilitario. Refleja la relación del hombre con la tierra. Es una obra que reconoce saberes ancestrales Sáliba, que respetan y agradecen a la tierra.