Hacer de tripas corazón

Cuando nuestros ancestros comenzaron a coordinar la caza de animales grandes, enfrentaron problemas técnicos. Primero, desarrollaron herramientas para dividir la presa en partes manejables. Segundo, aprendieron a secar y salar la carne para evitar su deterioro. Tercero, evitar el desperdicio, utilizando todas las partes posibles del animal. Descubrieron que los intestinos podían usarse como empaque comestible para los restos más pequeños y la sangre.

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Aprovechar todo lo que ofrece la naturaleza es especialmente relevante hoy, dado el exceso de residuos. Esta práctica sigue viva en los Llanos Orientales, donde los llaneros utilizan todos los materiales orgánicos disponibles. Nada se desperdicia. Al secarse, las tripas toman una textura y color similares al papel, como papiros que guardan historias. Además de estudiar la materia orgánica, esta obra valora la actitud de no desperdicio del pasado, resaltando su belleza y utilidad.